Mi aventura de ser docente

Me dio mucho gusto realizar la lectura de la “Aventura de ser maestro” y darle un vistazo a las lecturas anexas. Esteve se atrevió a decir el sentir de muchos maestros de nuestra generación y generaciones anteriores. Es bueno saber que lo que sentí yo, lo hemos sentido todos tarde o temprano. Aunque la lectura nos habla de una realidad de otro país y de otros niveles de educación, no es ajena a nuestra realidad.

Nos dice Santos Guerra “cada aula, cada escuela y cada experiencia son particulares, dinámicas, irrepetibles, imprescindibles, complejas, y están cruzadas de valores y llenas de dilemas”, ¡nada más cierto!. Tenía la idea que los maestros de primaria y secundaria, que tienen formación normalista y realizan prácticas a lo largo de su carrera, no llegaban a tener ese tipo de “malestar docente”, hoy me doy cuenta que no es así.

En algunas ocasiones al finalizar el semestre me desaniman los resultados obtenidos. Tal como lo comenta Esteve en la lectura, es una de mis preocupaciones la falta de interés de los jóvenes hacia las clases, falta de atención, de iniciativa, de valores y yo agregaría la falta de energía (flojera). Algunos de ellos se encuentran instalados en la comodidad del menor esfuerzo. ¿Qué puedo hacer para combatirlo o minimizarlo?

Creo que la respuesta es cambiar de actitud. Me encuentro en la búsqueda de mi identidad profesional, y me atrevo a confesar que realicé un autoanálisis a partir de la lectura y encuentro en mí muchos de las fallas comunes de los profesores, como cerrar el canal de comunicación.

El tener la oportunidad de cursar esta especialidad es el inicio de mi renovación pedagógica, porque como dice Freire, enseñar no existe sin el aprender: ¡manos a la obra!.